Los altos pinos son ahora estacas negras
punzantes en el paisaje, los de troncos más gruesos mantienen su corteza,
sus nudos en forma de torrija oscura y milhojas en capas quemadas, (recogí una
del suelo también negro), pero los troncos más delgados desprendieron sus
pavesas que llegaban volando hasta el mismo pueblo.
Todavía da pavor ver, en total silencio, lo que fue un
ecosistema vivo, calcinado a un lado y otro del camino que saltó de copa a copa
de los árboles; solo los robles mantienen una nota de color ocre y sus hojas, a
veces retorcidas, otras con su forma, pero muertas también, “con las botas
puestas”, pero muertos… Hay un tronco
quemado, que bien puede ser la imagen de esta tragedia. Se quemaron también
castaños y toda la flora tocada por las llamas.
Y volver al pueblo por el corredor entre fincas que comunica el Caño Grande con el Caño Pequeño es entrar en el túnel del terror, a un lado la muerte, al otro la lucha por la vida, en el que ya se oyen cantar a los pájaros cuando sales del Caño Pequeño. Paloma escribió como se encontraron un cervatillo abrasado en este corredor, en el que hasta el cauce del agua está calcinado; y dicen haber visto ahora en él a un ciervo comiendo la hiedra sobreviviente de las paredes de algunas fincas; pero también las piedras se quemaron, están negras como la noche más oscura, y algunas hasta desmanteladas por haberse calcinado las ramas que las abrazaban…
Hay en este corredor entre caños un
gran roble quemado en su base, que, como queriendo huir lo hace amputándose y
abatiéndose sobre el camino, y así lo ves tumbado de lado a lado, de pared a
pared de las fincas afectadas, pero sin haber propagado el fuego
afortunadamente, más adelante hay también un castaño tumbado sobre el camino, y
varios pinos, pero estos calcinados.
Cuando sales del camino del Caño
Pequeño ves lo cercano que está el núcleo urbano, y que hay zonas quemadas aquí
y allá, y te horroriza pensar la dimensión de lo que pudo haber sido si hubiera afectando
a las viviendas y demás edificaciones.
Esta vez, en el recorrido concreto
dibujado, no vi fauna alguna, pero la imagen oral transmitida de un gran ciervo
empalado en una alambrada en la otra parte del pueblo, en su huida desesperada
de las llamas, la tendré ya siempre en mi memoria, además de las fotografías explícitas publicadas por los medios.
Ahora los vecinos y propietarios de Villardeciervos
solo tienen PREGUNTAS, ¿quién va a
responder por los daños que todos y cada uno de ellos han sufrido?, ¿es mejor
vender la madera ahora o esperar?, y tantas preguntas más en el desconsuelo de
ver que no se ha resuelto aún los daños del incendio del pasado año en Navalacruz, en la provincia de Ávila, de promesas sin cumplir; ¿con
qué alimento a mis animales domésticos?, ¿quién cuidará de la fauna silvestre, desubicada, estresada también, sin cobijo, sin
alimento …?; alguien escribió que las hormigas
estaban aflorando al exterior, y reconozco que no pensé en ellas y en cuanto
habrán sufrido, porque este gran incendio se propagó también al interior de la
tierra y ese es más difícil de extinguir. Y ver el entorno, tu entorno calcinado, es la peor de las melancolías.
¿Y el agua de consumo doméstico es potable?, de momento parece que sí,
pero tendrán que analizarla día a día.
¿Y
si llueve?, ahora el miedo es que llueva, lo que tanto se pidió en los días
del pavoroso incendio, porque la gran cantidad de tierras desforestadas, desertizadas
y ennegrecidas, serían arrasadas y se podría filtrar a los acuíferos la ceniza…
¡es el
efecto mariposa, el dominó maldito que empuja una ficha detrás de
otra…¡
¿La
Junta de Castilla y León va a seguir comprobando impasible que su política antiincendios
los favorece?, es hora de que admita que es más barato y efectivo prevenir, y facilitar la colaboración de los vecinos residentes en cada localidad.
Si la ciudad de Valladolid tiene en
su presupuesto el mantenimiento de varios parques de Bomberos preparados para una
respuesta inmediata, por ejemplo; pues con mayor motivo la Junta de Castilla y León debe tener los Espacios Naturales, y entre
ellos la Sierra de la Culebra en Zamora, protegidos, con retenes antiincendios suficientes y demás medios
preparados todos los días del año para
una respuesta inmediata, porque además servirá para fijar población en esos
lugares y fomentar la economía.
Y la pregunta del millón, ¿qué es la finca del Casal, quién la
usa, para qué sirve, cuanto nos cuesta mantenerla a l@s castellanos y leoneses
cada año?, ¿por qué los esfuerzos y medios contra este pavoroso incendio, según
muchos vecinos que así lo atestiguan, se dirigieron allí y no a apagar los montes
de los pueblos de Ferreras de Arriba y Ferreras de Abajo, que acabaron afectando
a los pueblos colindantes, y estos a otros, (hay varias relaciones de
los mismos, indicando aquí solo algunos, y que son, incluyendo los
anteriores: Cional, Villardeciervos, Sarracín de Aliste, Cabañas de Aliste, Val
de Santamaría, La Torre de Aliste, Riofrío de Aliste, Pobladura de Aliste,
Mahíde, San Pedro de las Herrerías, Boya, Codesal, Villanueva de Valrojo, Otero
de Bodas, Villar de Farfón, Junquera de Tera, Vega de Tera, Olleros de Tera,
Calzadilla de Tera, Pumarejo de Tera, Melgar de Tera, Tábara, Manzanal de
Arriba, Valle de Vidriales …; (Los vecinos de las localidades de Litos y Milla de Tera fueron desalojados por el humo, pero parece que no tienen terrenos afectados).
Queremos una Naturaleza Viva y a la
Sierra de la Culebra socorrida, recuperada y siempre cuidada por todos los
organismos oficiales y por todas las personas.
© Maroma. © El Noroeste Zamorano - Blog
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