jueves, 30 de junio de 2022

  Volver a Villardeciervos  después del Incendio de la Sierra de la Culebra .

         Cuando dejas la autovía A-52 para incorporarte a la carretera N-631 con dirección a Zamora ya ves en la línea negra de todo el horizonte que abarca la vista, la dimensión de la tragedia del incendio que calcinó más de la mitad de la Sierra de la Culebra, (aunque a ojos desconocedores de la zona predomine la vegetación cercana, viva y fresca que rodea el embalse de Agavanzal).

        Pasado el regato Ciervas la curva de la derecha te lleva por la carretera provincial ZA-912 hasta la bella localidad carballesa de VILLARDECIERVOS, en el centro mismo de la SIERRA de LA  CULEBRA; cuando a un kilómetro ya ves su perfil urbano, antes de la pesa municipal, y senda natural de paso de los ciervos, a la izquierda hay una finca arada y quemada como contrafuego para evitar que el incendio se propagara a las naves agrícolas cercanas y a las primeras viviendas de la localidad, (todavía están las rozadas del tractor por el camino de acceso).

            Desde la  nueva estatua del ciervo, ahora con fondo azul claro sereno de verano, se vio durante los largos días del miércoles 15 al lunes 20 de junio de este año 2022 las llamas de los montes de Ferreras de Arriba y de Ferreras de Abajo que cercaban la villa por el Este, y las llamas que entraban por detrás, por el Oeste en el paraje del Carrascal, por los pinares y robles aledaños al Caño Grande y al Caño Pequeño, dos fuentes naturales ancestrales, quemando la casa deshabitada del llamado chocolatero, que se consiguió apagar.

      Villardeciervos fue desalojado por la Guardia Civil a media mañana del viernes 17 de junio, pero no todos los vecinos se fueron, decididos a defender al menos sus casas y el núcleo urbano, 80 valientes que no entendían por qué no se les permitía contribuir a apagar el fuego, conocedores como eran de sus entornos, avezados muchos en esa tarea, y faltando como faltaron en un principio  medios y manos contra el fuego, y que con su participación lo hubieran podido controlar.

       
   “Vimos caer el rayo en la ermita de la Encarnación y prender el incendio, pero nadie vino a sofocarlo” me cuentan, “no había nadie en el retén” añaden a su dolor, a la impotencia, a la relación  de 
pérdidas materiales …, “la nave de Ángel se quemó, había conseguido salvar a las vacas, y sacar a la  piara  de cerdos, pero todo el material, el grano y los alimentos almacenados se fueron con el fuego”…

           
            Villardeciervos es Conjunto Histórico-Artístico, estando pavimentando con losas de piedra en la actualidad alguna de sus calles.

             A la fuente llamada el Caño Grande, a la que hace un siglo se hacían excursiones recreativas en verano como cuenta el centenario periódico regional “El Noroeste Zamorano”, suben l@s cervatos a  por agua para su consumo a cualquier hora del día, cercana ya a las casas por el desarrollo
de la localidad, montículo desde donde más fotografías se hacen del núcleo urbano de la
villa, y acceso a la ruta de los pinares por un lado, ahora quemados, y a la de Cional y Playas por otro, finalizando esta en la playa de los Molinos, en el embalse de Valparaiso, dando la vuelta al perímetro local, (cuyo cartel metálico quedó doblado por el calor y el soporte mordido en negro); a partir de allí todo está calcinado…, aunque no llegó a la playa afortunadamente.

    Los altos pinos son ahora estacas negras punzantes en el paisaje, los de troncos más gruesos mantienen su corteza, sus nudos en forma de torrija oscura y milhojas en capas quemadas, (recogí una del suelo también negro), pero los troncos más delgados desprendieron sus pavesas que llegaban volando hasta el mismo pueblo.

        Todavía da pavor ver, en total silencio, lo que fue un ecosistema vivo, calcinado a un lado y otro del camino que saltó de copa a poca de los árboles; solo los robles mantienen una nota de color ocre y sus hojas, a veces retorcidas, otras con su forma, pero muertas también, “con las botas puestas”, pero muertos… Hay un tronco quemado, que bien puede ser la imagen de esta tragedia. Se quemaron también castaños y toda la flora tocada por las llamas.

        Y volver al pueblo por el corredor entre fincas que comunica el Caño Grande con el Caño Pequeño es entrar en el túnel del terror, a un lado la muerte, al otro la lucha por la vida, en el que ya se oyen cantar a los pájaros cuando sales del Caño Pequeño. Paloma escribió como se encontraron un cervatillo abrasado en este corredor, en el que hasta el cauce del agua está calcinado; y dicen haber visto ahora en él a un ciervo comiendo la hiedra sobreviviente de las paredes de algunas fincas; pero también las piedras se quemaron, están negras como la noche más oscura, y algunas hasta desmanteladas por haberse calcinado las ramas que las abrazaban…

          Hay en este corredor entre caños un gran roble quemado en su base, que, como queriendo huir lo hace amputándose y abatiéndose sobre el camino, y así lo ves tumbado de lado a lado, de pared a pared de las fincas afectadas, pero sin haber propagado el fuego afortunadamente, más adelante hay también un castaño tumbado sobre el camino, y varios pinos, pero estos calcinados.

            Cuando sales del camino del Caño Pequeño ves lo cercano que está el núcleo urbano, y que hay zonas quemadas aquí y allá, y te horroriza pensar la dimensión de lo que pudo haber sido si hubiera afectando a las viviendas y demás edificaciones.

            Esta vez, en el recorrido concreto dibujado, no vi fauna alguna, pero la imagen oral transmitida de un gran ciervo empalado en una alambrada en la otra parte del pueblo, en su huida desesperada de las llamas, la tendré ya siempre en mi memoria, además de las fotografías explícitas publicadas por los medios.

   Ahora los vecinos y propietarios de Villardeciervos solo tienen PREGUNTAS, ¿quién va a responder por los daños que todos y cada uno de ellos han sufrido?, ¿es mejor vender la madera ahora o esperar?, y tantas preguntas más en el desconsuelo de ver que no se ha resuelto aún los daños del incendio del pasado año en Navalacruz, en la provincia de Ávila, de promesas sin cumplir; ¿con qué alimento a mis animales domésticos?, ¿quién cuidará de la fauna silvestre, desubicada, estresada también, sin cobijo, sin alimento …?; alguien escribió que las hormigas estaban aflorando al exterior, y reconozco que no pensé en ellas y en cuanto habrán sufrido, porque este gran incendio se propagó también al interior de la tierra y ese es más difícil de extinguir. Y ver el entorno, tu entorno calcinado, es la peor de las melancolías.

            ¿Y el agua de consumo doméstico es potable?, de momento parece que sí, pero tendrán que analizarla día a día.

            ¿Y si llueve?, ahora el miedo es que llueva, lo que tanto se pidió en los días del pavoroso incendio, porque la gran cantidad de tierras desforestadas, desertizadas y ennegrecidas, serían arrasadas y se podría filtrar a los acuíferos la ceniza… ¡es el  efecto mariposa, el dominó maldito que empuja una ficha detrás de otra…¡

         ¿La Junta de Castilla y León va a seguir comprobando impasible que su política antiincendios los favorece?, es hora de que admita que es más barato y efectivo prevenir, y facilitar la colaboración de los vecinos residentes en cada localidad.

            Si la ciudad de Valladolid tiene en su presupuesto el mantenimiento de varios parques de Bomberos preparados para una respuesta inmediata, por ejemplo; pues con mayor motivo la Junta de Castilla y León debe tener los Espacios Naturales, y entre ellos la Sierra de la Culebra en Zamora, protegidos, con retenes antiincendios suficientes y demás medios preparados todos los días del año para una respuesta inmediata, porque además servirá para fijar población en esos lugares y fomentar la economía.

                   Y la pregunta del millón, ¿qué es la finca del Casal, quién la usa, para qué sirve, cuanto nos cuesta mantenerla a l@s castellanos y leoneses cada año?, ¿por qué los esfuerzos y medios contra este pavoroso incendio, según muchos vecinos que así lo atestiguan, se dirigieron allí y no a apagar los montes de los pueblos de Ferreras de Arriba y Ferreras de Abajo, que acabaron afectando a los pueblos colindantes, y estos a otros,  (hay varias relaciones de los mismos, indicando aquí solo algunos, y que son, incluyendo los anteriores: Cional, Villardeciervos, Sarracín de Aliste, Cabañas de Aliste, Val de Santamaría, La Torre de Aliste, Riofrío de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, San Pedro de las Herrerías, Boya, Codesal, Villanueva de Valrojo, Otero de Bodas, Villar de Farfón, Junquera de Tera, Vega de Tera, Olleros de Tera, Calzadilla de Tera, Pumarejo de Tera, Melgar de Tera, Tábara, Manzanal de Arriba, Valle de Vidriales …; (Los vecinos de las localidades de Litos y Milla de Tera fueron desalojados por el humo, pero parece que no tienen terrenos afectados).

            Queremos una Naturaleza Viva y a la Sierra de la Culebra socorrida, recuperada y siempre cuidada por todos los organismos oficiales y por todas las personas.

            © Maroma.

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